Dotar de sentido a lo que hacemos aumenta nuestra felicidad en el trabajo

Seguramente muchos de nosotros nos hayamos hecho alguna vez las mismas preguntas: ¿Para qué sirve lo que hago? ¿Qué sentido tiene?

 

Cuando se estudia la biografía de personas que han tenido éxito en la vida personal o profesional, observamos un rasgo muy común: todas mantienen su pasión en lo que hacen. La clave de su éxito reside en que siempre se mantienen enfocados en sus objetivos. Es posible que en algún momento fracasen al intentar alcanzarlos. La diferencia con los demás es que persisten una y otra vez para seguir avanzando. 



Tener claros nuestros sueños

 

Todos pasamos por épocas difíciles en las que a veces nos sentimos perdidos.  En estos momentos, podemos perder la esperanza en nuestros sueños, cegarnos y perder el entusiasmo por lo que hacemos.

 

Es probable que en algún momento tengamos altibajos en los negocios y en nuestra vida personal. El día a día puede resultarnos agotador: las responsabilidades económicas, preocuparse por los niños, mantener relaciones de calidad con la pareja o los amigos... Esto suele suceder. Incluso se puede añadir más leña al fuego. Si tenemos en cuenta nuestras interpretaciones emocionales negativas ─no reales─ podemos aumentar los problemas sin darnos cuenta. Como el mismo Dale Carnegie afirmaba: “casi todas nuestras preocupaciones proceden de nuestra imaginación y no de la realidad”.

 

Muchas personas que han pasado por experiencias verdaderamente traumáticas, como estar cautivos en campos de concentración, relatan que lograron sobrevivir cuando descubrieron el sentido de sus vidas. No es baladí encontrar nuestro rumbo. Hallar el significado de nuestros actos, nos hace más resistentes al sufrimiento.

 

La vida profesional no es una excepción. Si logramos saber para qué o para quién estamos trabajando, o cuál es el objetivo de invertir nuestro tiempo en esa ocupación, estaremos más a gusto y nos esforzaremos más.

 

Dejar de preocuparse por cosas sin importancia

 

Cuando tenemos un sentido más amplio hacia dónde dirigirnos, las pequeñas preocupaciones u obstáculos son más fáciles de superar.

 

Lo que ocurre no nos hace felices o desgraciados, es la forma en la que reaccionamos ante ello. Epicteto, filósofo griego, decía que sólo hay un camino a la felicidad, y es dejar de preocuparse por aquello que está más allá del poder de nuestra voluntad. Cooperar con lo inevitable es aceptar que las cosas son como vienen y no pueden ser de otra manera.

 

Por el contrario, si nos quejamos constantemente, podemos transmitir nuestras decepciones a otros e impactar negativamente en sus actitudes. Esta postura es perjudicial tanto en el ámbito social como en el laboral. Es más, puede llegar a afectar a la felicidad en el trabajo y al rendimiento.

 

Si aprendemos a dejar de preocuparnos por detalles que no tienen importancia y nos centramos en nuestras grandes ilusiones, estaremos más a gusto con nuestro quehacer diario. Saber cuál es el compromiso con la vida y con lo que llenamos nuestro tiempo nos puede ayudar en nuestro bienestar.

 

Tres estrategias para aumentar la felicidad en el trabajo

 

Las personas que consiguen sus propósitos son que las que, frente a las adversidades, hallan la inspiración en algún lugar y vuelven a subir. Innovando o trabajando más duro, se mantienen persistentes a pesar de que el entorno pueda resultar desalentador. Churchill dijo que el secreto del éxito reside en la capacidad de pasar de un fracaso a otro sin perder el entusiasmo.

 

Existen ciertas estrategias que nos pueden ayudar a encontrar esa misión superior que nos guíe a diario:

 

1. Crear algo nuestro

Cuando se gesta un proyecto propio, éste puede convertirse en esa meta elevada de la que hablamos. Un ejemplo claro es escribir un libro. El hecho de  difundir nuestro conocimiento a otras personas, puede convertirse en ese significado superior. Verlo bajo este prisma, nos ayudará a pasar horas buscando información, redactando, corrigiendo...

Una manera de seguir adelante es pensar que lo que hacemos es lo que espera ‘el futuro’ de nosotros. Tener este punto de vista puede ser un gran apoyo para superar situaciones difíciles.

 

En la vida cotidiana podemos encontrar esas metas superiores en nuestro empleo, educando a los hijos o cuidando de familiares o amigos.

 

Para que esto suceda en el entorno laboral, es conveniente dar más libertad y dejar que los empleados sean más creativos. Si tienen sensación de control, harán más suyo el proyecto y pondrán más entusiasmo en su trabajo.

 

2. Actuar para alguien significativo.

Otra de las cosas que nos mueve es nuestro compromiso hacia los demás. Este concepto tiene mucho que ver con la empatía. Una persona se hace consciente de la responsabilidad que tiene hacia los otros, cuando éstos le necesitan o le esperan con anhelo. El amor hacia a alguien se convierte en el sentido de la existencia y convierte a las personas en seres humanos muy resistentes a las situaciones adversas.

 

En el mundo empresarial es imprescindible establecer una buena comunicación y relaciones de calidad entre los empleados. De esta manera, se creará un estrecho vínculo por el que valdrá la pena esforzarse.

 

3. Tomar la actitud adecuada ante las adversidades

El sufrimiento inevitable es como suena: ineludible. Tenemos que abordarlo de una manera u otra. Cómo escogemos afrontarlo puede mejorar de forma significativa el sentido de nuestras vidas.

 

Aún más, podemos encontrar el significado dentro del sufrimiento. Éste puede suponer algo que teníamos que aprender en la vida, o algo que nos hará cambiar internamente para ser más felices.

 

Estas estrategias difícilmente nos vienen dadas de serie... pero podemos trabajarlas. Ponerlas en práctica nos puede reportar grandes beneficios para vivir una vida plena de significado.

 

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