Cuando escogemos un puesto de trabajo, es posible que primero valoremos la parte económica. Sin embargo, este es sólo uno de los elementos a tener en cuenta. Existen otras circunstancias no monetarias que pueden decantar la balanza de nuestra elección. Estamos hablando del salario emocional.
Dale Carnegie ya señalaba la relevancia de todos aquellos aspectos humanos y emocionales que marcan el camino del éxito en el mundo empresarial.
¿Qué es el salario emocional?
La tendencia actual es apreciar aquellos beneficios inmateriales que puede ofrecernos un empleo. A parte del sueldo que recibimos a final de mes, existen otras muchas circunstancias que nos hacen permanecer en un puesto de trabajo determinado. Estos beneficios son a los que nos referimos con el término salario emocional. En otras palabras, son los incentivos no económicos que una compañía puede ofrecer a sus trabajadores para mejorar sus vidas.
Es importante que la persona se sienta a gusto y feliz en su trabajo. Por tanto, si se quiere que no haya fuga de talentos, hay que tener en cuenta el salario emocional.
Cómo aumentar el salario emocional
Los siguientes puntos son una guía para aumentar el salario emocional. Se trata de consejos que, aplicados a la cotidianidad, impulsan grandes beneficios para la empresa y los trabajadores.
1. Conciliación entre la vida laboral y personal
Si bien es cierto que trabajamos para ganar dinero, en muchas ocasiones preferimos cobrar un poco menos y tener más tiempo para nosotros. Por ello, es de vital importancia que la empresa disponga de una buena política de conciliación entre la vida familiar y laboral.
Cuando el horario nos permite hacer otras actividades y disfrutar de los nuestros, nuestro índice de satisfacción con la empresa aumenta. Además, es importante que las horas de actividad y descanso estén perfectamente equilibradas. Cuando esto ocurre, aumentamos la productividad durante las sesiones de trabajo.
2. Evitar el presentismo
Con la irrupción de las nuevas tecnologías y el teletrabajo por proyectos, la productividad ya no se basa en “calentar la silla”. Lo que realmente importa es la motivación y el rendimiento durante las horas de trabajo.
El presentismo ya no es suficiente y puede ser contraproducente. En una sociedad donde existe falta de tiempo, no hay nada peor que tener la sensación de perderlo. Esto no beneficia ni a la empresa ni al trabajador, que seguramente sentirá que malgasta su vida.
3. Hacer que el empleado forme parte del proyecto
¿Me dedico a una profesión que tiene significado para mí? ¿Estoy destinando mi tiempo a tareas que me hacen sentir importante? Según recientes investigaciones, la felicidad tiene que ver con responder afirmativamente a las preguntas anteriores. Una persona necesita percibir que se le tiene en cuenta y que la empresa valora su trabajo. La sensación de bienestar aumenta si, a la postre, se le hace partícipe de las decisiones de la compañía.
Una manera de hacerle notar que forma parte de la organización es que crezca dentro de ella. Es necesario que los trabajadores tengan la oportunidad de ocupar puestos de mayor relevancia si demuestran su valía y capacidades. De esta manera, la persona intentará mejorar en su día a día, ya que sabe que ese esfuerzo tendrá recompensa.
Otra de las formas de sentir que se progresa dentro de una organización es adquiriendo nuevas habilidades. La formación en las organizaciones resulta fundamental. Si ayudamos a los empleados a cosechar más conocimientos, se sentirán más felices y serán más productivos. Por tanto, es obligado que un empleado se pueda desarrollar plenamente tanto a nivel personal como profesional dentro de una compañía.
4. Mantener un buen ambiente laboral
Estudios científicos ratifican que las personas más felices son las que están más satisfechas con sus relaciones. En el mundo laboral, esto se traduce en que hay que poner más atención y cuidado a los compañeros. Los vínculos en el trabajo, cuando son de calidad, crean un entorno ideal para realizar las tareas de forma relajada y sin preocupaciones. Es más, si el clima laboral es agradable hay muchas más probabilidades de fidelizar el talento.
Un buen ambiente entre los compañeros y un trabajo en equipo coordinado, son los ingredientes secretos para que vayamos a trabajar contentos cada día.
5. Tener presentes los valores de la empresa
Cuando el trabajador percibe que está alineado con los valores de la compañía, se potencia su sentimiento de pertenencia. Esto se traduce en un mayor esfuerzo y en un mayor deseo de permanecer por más tiempo en su puesto de trabajo. La clave es formar parte de algo y sobre todo, estar de acuerdo con ello.
Cuando se contrata a alguien, es imprescindible tener en mente la cultura de la empresa. Si se tiene presente, aumentamos las probabilidades de incorporar al mejor candidato para el puesto. Para llegar este punto, es imprescindible aclarar qué valores representa la empresa y saberlos transmitir adecuadamente.
Recientes investigaciones apuntan a que cuando alguien tiene las necesidades cubiertas, más dinero no le hace más feliz. Ahí es donde entra en juego el salario emocional. Existen varios factores que lo componen, la buena noticia es que son fáciles de aplicar a nuestro día a día. El truco consiste en hacer la vida más fácil a los que nos rodean. Con ello, no solo contribuimos a la felicidad ajena, sino también a la propia.
Cuando las personas están a gusto, se sienten importantes y pueden llegar lejos, se esfuerzan más en su trabajo. Dale Carnegie ya indicaba en su obra lo imprescindible que son todos estos factores para hacer avanzar y crecer a las organizaciones. En suma, el salario emocional debería ser una prioridad para todas las organizaciones.
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